sábado, 14 de junio de 2025

JORGE LUÍS BORGES

 JORGE LUÍS BORGES 

De Paseo por la Historia. Con una mirada breve a los eventos y personajes que impactaron al país y al mundo. 

Evaristo Regalado, 14 de junio de 2025

iniciamos nuestro recorrido literario con una frase de Borges. Cito: 

“Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído.”

¡Qué interesante! La frase constituye una afirmación sobre la lectura como fundamento del pensamiento, porque la lectura, según el autor, moldea al individuo mucho más que la escritura, ya que el placer de leer es también exponerse a otras mentes, a otras épocas, a otros mundos. Esa exposición acaba influyendo decisivamente en lo que uno piensa, crea y siente. La escritura también fomenta el pensamiento, claro, pero es más una manifestación externa de ese bagaje que se adquiere leyendo. 

Un día como hoy, 14 de junio, pero del año 1986, la ciudad de Ginebra fue testigo del último suspiro de Jorge Luis Borges. El erudito argentino que se atrevió a crear un universo de espejos, laberintos y ficciones dentro de la lengua española, se despidió del mundo material con 86 años, eligiendo como escenario final la misma ciudad suiza que lo acogió en su juventud. Pero aunque se fue físicamente, dejó una obra inmortal, imposible de cerrar como un libro cualquiera.

Borges había nacido en Buenos Aires, Argentina, el 24 de agosto de 1899, en el seno de una familia de profunda tradición cultural y militar. Creció entre las estanterías de una biblioteca paterna que, según sus propias palabras, fue más real para él que cualquier patio o calle porque de ella prácticamente nunca salió. Su infancia fue precoz y extraordinaria: aprendió a leer a los cuatro años, dominó el inglés poco después y, a los nueve, ya traducía a Oscar Wilde. Vivía rodeado de espejos, tigres imaginarios y libros que lo llevaban a territorios más vastos que los de su barrio de Palermo.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, la familia Borges se trasladó a Ginebra, un refugio neutral donde el joven Jorge Luis prosiguió sus estudios en el Liceo Jean Calvin. Allí, lejos del acoso que vivió en Buenos Aires por su apariencia frágil y su tartamudez, encontró respeto, amistades extranjeras y nuevas lenguas: alemán, francés y latín. Fue también en esos años que entró en contacto con autores como Schopenhauer, Chesterton y Meyrink, quienes calarían hondo en su pensamiento.

Tras la guerra, la familia se movió por España y luego volvió a la Argentina. Borges, ya influenciado por el ultraísmo y con un círculo de intelectuales afines, fundó junto a Ricardo Güiraldes la revista Proa y publicó su primer libro, Fervor de Buenos Aires (1923). Desde entonces, su figura fue creciendo hasta convertirse en uno de los pilares de la literatura hispanoamericana.

Durante décadas, compartió pluma y pensamiento con otros grandes de su tiempo: Victoria Ocampo, Xul Solar, Ulises Petit de Murat y, sobre todo, Adolfo Bioy Casares, con quien escribió memorables textos como “Seis problemas para don Isidro Parodi”. Su literatura se consolidó en obras como Ficciones (1944) y El Aleph (1949), donde la metafísica, la teología, el infinito y las realidades alternativas se mezclan con una prosa elegante y precisa.

El peronismo lo desconcertó. Luego de ser desplazado como inspector de gallineros por negarse a rendirle culto al régimen, Borges asumió un papel crítico, aunque intelectualizado, desde las universidades. En 1955, con la caída de Perón, fue nombrado director de la Biblioteca Nacional, un cargo casi simbólico para quien, ya para entonces, enfrentaba la ceguera total, igual que su padre antes que él.

Nunca fue reconocido con el Nobel de Literatura, a pesar de que su obra fue celebrada y traducida a decenas de lenguas. La Academia Sueca jamás lo incluyó entre sus laureados, pero si no era Borges ¿quién más? ¿Acaso había alguien por encima de él? Así que su relación con el Nobel fue, en el mejor de los casos, un desencuentro literario y político. Borges fingía desinterés: “Es una superstición moderna suponer que toda obra debe ser coronada con un premio.” —Dijo alguna vez. 

En sus últimos años, Borges encontró compañía en María Kodama, quien fuera su alumna, asistente y finalmente su esposa. Con ella volvió a Ginebra, cerrando el ciclo donde había comenzado a forjarse como escritor. Borges murió lejos de los homenajes nacionales, de los aplausos oficiales, falleció como deseaba: sin pompa ni espectáculo. Fue enterrado en el cementerio de Plainpalais, bajo una lápida con inscripciones en inglés antiguo y referencias al mundo nórdico que tanto admiraba.

Hoy, al recordarlo, la literatura universal no solo le rinde tributo: se reconoce en él. Despedimos la caminata de hoy con un fragmento pertenece al poema “Arte poética” de Jorge Luis Borges, incluido en su libro El Hacedor (1960):

“Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua"

Hasta la próxima, cuando la historia y los personajes nos reencuentren. Si te gustó, comparte. 

#Depaseoporlahistoria #14Jun #Borges

ALZHEIMER. EL HOMBRE QUE DIO NOMBRE AL OLVIDO

 

ALZHEIMER. EL HOMBRE QUE DIO NOMBRE AL OLVIDO

De paseo por la historia, con una mirada breve a los eventos y personajes que impactaron al país y al mundo. 

Evaristo Regalado, 14 de junio de 2025

Hoy nos detenemos en la vida de un hombre cuyo apellido quedó ligado para siempre a una enfermedad neurodegenerativa que borra lentamente la memoria y, con ella, la identidad misma de las personas. Aunque muchos lo mencionan casi a diario con frases como “eso es cosa del alemán aquel”, cuando alguien tiene un lapsus. Se suele decir en tono ligero, pocos conocen realmente a Alois Alzheimer, el médico y científico que marcó un antes y un después en la historia de la neurología y la psiquiatría.

Iniciemos como de costumbre con la frase de hoy, de la pluma del dramaturgo, guionista, actor y director teatral británico Harold Pinter, considerado uno de los escritores más influyentes del siglo XX. Cito:

“Perder la memoria es como morir en cámara lenta.”

Un día como hoy, 14 de junio de 1864 nació el neurólogo alemán Alois Alzheimer, un hombre que vivió lejos del bullicio, entregado al microscopio, a los libros y en una incansable búsqueda por entender el funcionamiento de la mente. Su vida fue la de un estudioso apasionado por la naturaleza, los tejidos cerebrales y las enfermedades mentales, mucho antes de que existieran los psicofármacos o las imágenes cerebrales en alta definición.

En 1885 comenzó a trabajar en el Instituto de Lunáticos y Epilépticos de Frankfurt, un lugar donde se intentaba comprender lo incomprensible, en una época en la que se creía que la luna podía alterar el comportamiento humano. Fue allí donde conoció a Heinrich Hoffmann, pionero en una visión orgánica de las enfermedades mentales y defensor de la contención verbal, un método que buscaba calmar al paciente con la palabra en lugar de la fuerza, anticipando lo que luego Freud llamaría el poder del discurso terapéutico.

Alzheimer se sumergió en los estudios histopatológicos del cerebro, teñía neuronas con sales de plata junto a figuras como Santiago Ramón y Cajal o Franz Nissl, y analizaba con paciencia quirúrgica cada pequeña alteración en el tejido cerebral. Su enfoque era claro: correlacionar los síntomas visibles en vida con los cambios microscópicos tras la muerte.

Fue precisamente en una autopsia donde encontró algo inusual: placas y ovillos en el cerebro de una mujer llamada Auguste Deter, quien había mostrado pérdida de memoria, lenguaje y orientación antes de morir. Alzheimer documentó el caso meticulosamente y presentó sus hallazgos en 1906. Sería Emil Kraepelin, su mentor y uno de los padres de la psiquiatría moderna, quien bautizaría esta forma de demencia con el nombre de su joven colega: enfermedad de Alzheimer.

Este tipo de deterioro cognitivo, que afecta principalmente a personas mayores de 60 años, avanza de manera lenta pero implacable: primero borra la memoria inmediata, luego las palabras, la orientación, la movilidad, y finalmente, la conexión con el entorno y consigo mismo. Como bien decía Gabriel García Márquez:

“La vida no es la que uno vivió, sino lo que recuerda y cómo lo recuerda para contarla.

Y sin recuerdos, ¿qué queda?

Alzheimer ganó notoriedad entre sus pares no por su carisma, sino por su rigor. En 1903, presentó una conferencia sobre los estudios histológicos en la parálisis progresiva, ilustrada con fotografías que él mismo había tomado. Su ingreso al Instituto Germano de Investigaciones Psiquiátricas, luego llamado Instituto Max Planck, marcó su consagración académica.

Tuvo el privilegio de vivir durante la edad de oro de la medicina alemana, junto a figuras como Robert Koch, descubridor del bacilo de la tuberculosis, y Rudolf Virchow, el padre de la patología celular. También compartió ideas con Eugen Bleuler, creador del término “esquizofrenia”, y referente de Freud y Jung.

Su última conferencia, en 1914, llevaba un título que hoy resuena con inquietante actualidad: “Efecto moral de la guerra sobre el sistema nervioso y la psiquis”. Poco después, una insuficiencia renal lo apagó para siempre. Pero su legado apenas comenzaba.

Hoy, gracias a la neuroimagen, podemos detectar en vida las atrofias cerebrales que Alzheimer solo podía identificar post mortem. Aun así, sigue siendo una enfermedad incurable, devastadora, que afecta a diez de cada mil personas. Entre 30 y 50 millones de personas en el mundo la padecen (aproximadamente entre el 0.4% y 0.6% de la población total mundial) y la cifra podría triplicarse para el año 2050. El Alzheimer no solo desintegra al paciente, sino que también deteriora su entorno, hinca a los que lo aman y lo ven apagarse en vida.

¿Qué podemos hacer para prevenir o retrasar el Alzheimer?

Científicamente no hay cura, pero sí factores que pueden ayudar a reducir el riesgo y retrasar el padecimiento de la enfermedad, pero no a evitarla. Entre ellos se citan: • Controlar enfermedades como la hipertensión, la diabetes y la obesidad. • Seguir una dieta mediterránea, rica en aceite de oliva, pescados y vegetales. • Realizar actividad física regular. • Mantener la mente activa con retos como leer, jugar ajedrez o resolver crucigramas. • Tener una vida social activa, conversar, reír, compartir.

Algunos estudios vinculan la enfermedad con mutaciones genéticas en el cromosoma 21, donde también reside la clave del síndrome de Down. Otros apuntan al exceso de aluminio o al consumo de gluten como posibles disparadores, pero no hay consenso. Los tratamientos actuales, como los inhibidores de la acetilcolinesterasa, solo retrasan el deterioro. Se han probado vacunas, células madre e incluso ultrasonido, pero sin éxito concluyente.

Cada 21 de septiembre, en honor al día en que Alzheimer presentó su descubrimiento, la Organización Mundial de la Salud conmemora el Día Mundial del Alzheimer. Es una jornada para recordar al hombre detrás del diagnóstico, al investigador meticuloso, al médico que quiso comprender la mente cuando aún no teníamos ni palabras para nombrarla.

Porque si la memoria es la forma en que el alma se aferra al mundo, entonces el Alzheimer es la más cruel de las despedidas. Sin memoria “no somos”.

Hasta aquí nuestro paseo. Nos vemos en la próxima, cuando la historia y los personajes nos reencuentren. Si te gustó, comparte.

#Depaseoporlahistoria #Alzheimer #14Jun #evaristoregalado

EXPEDICIÓN DEL 14 DE JUNIO: LA RAZA INMORTAL

 EXPEDICIÓN DEL 14 DE JUNIO: LA RAZA INMORTAL

De Paseo por la Historia, con una mirada breve a los eventos y personajes que impactaron al país y al mundo.

Evaristo Regalado, 14 de junio de 2025

Iniciamos nuestro recorrido con palabras que atraviesan el tiempo como relámpagos de dignidad. La primera, del caudillo agrarista Emiliano Zapata, es un grito que sigue resonando en los corazones de quienes luchan por justicia:

Prefiero morir de pie que vivir siempre arrodillado.

La segunda, del maestro Juan Bosch, retrata con dolorosa precisión la esencia de nuestra efeméride:

No hay hombres libres en pueblos oprimidos.

Un día como hoy, 14 de junio de 1959, se inició una de las gestas más valientes y trágicas de la historia contemporánea dominicana: el desembarco de las expediciones armadas procedentes de Cuba con el propósito de derrocar la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.

Fueron 198 hombres —jóvenes la mayoría, idealistas todos— quienes decidieron ofrendar su vida por la libertad. Aunque la mayoría eran dominicanos exiliados, entre ellos se contaron también 22 cubanos, 13 venezolanos, 6 puertorriqueños, 2 estadounidenses, 2 españoles y 1 guatemalteco, confirmando que el ansia de libertad no conoce fronteras.

El primer grupo, compuesto por 54 combatientes, aterrizó en el aeródromo de Constanza a las 6:20 p.m. a bordo de un C-46 camuflado con insignias de la Fuerza Aérea Dominicana. Comandados por Enrique Jiménez de Moya, el plan original era tocar tierra en San Juan de la Maguana, pero el mal tiempo obligó a cambiar la ruta. En el mismo instante del aterrizaje se produjo un enfrentamiento con las fuerzas del régimen. En medio del caos, el grupo se dividió en dos columnas, marchando hacia Tireo y Los Botados. Aquella división, considerada un error táctico, facilitó su persecución y aniquilación.

Seis días después, en la madrugada del 20 de junio, llegaron la segunda y tercera expediciones a bordo de las lanchas “Tínima” (con 48 hombres) y “Carmen Elsa” (con 96). Desembarcaron por Maimón y Estero Hondo, en la provincia de Puerto Plata. La idea original era un ataque coordinado entre aire y mar, pero los retrasos marítimos alteraron el plan y debilitaron el factor sorpresa.

El régimen ya tenía información sobre la expedición gracias a la red de espionaje del Servicio de Inteligencia Militar (SIM). Aunque ignoraban el momento y lugar exactos, estaban alertados. El paralelismo con la Operación Overlord de los Aliados en 1944 es inevitable: los nazis sabían que vendría un desembarco, pero no sabían cuándo ni por dónde.

En nuestro caso, la lealtad al régimen y el miedo sembrado en sectores rurales jugaron en contra de los expedicionarios. Muchos campesinos, lejos de ofrecer agua, comida o refugio, los delataron. Prueba del conocimiento anticipado de la expedición es el merengue burlesco “Recogiendo limosnas no lo tumban”, compuesto antes del desembarco, que hacía mofa del movimiento por su búsqueda de fondos en América Latina. Puedes escucharlo aquí: Escuchar en YouTube: https://youtu.be/34LlbT9DVGg?si=nZv1fkmQHu3F-_L4

El fracaso militar fue total, pero su legado moral fue inmenso. Aquellos mártires abonaron con su sangre el terreno fértil para la futura rebelión. Se convirtieron en símbolo moral, en llama que no se apagó. Su sacrificio inspiró el nacimiento del Movimiento Revolucionario 14 de Junio (14J), liderado por Manolo Tavárez Justo, semilla de resistencia civil que marcaría el pulso de las luchas patrióticas en los años siguientes. Por eso, a estos hombres la historia los bautizó con justicia como “La Raza Inmortal.”

Otras efemérides de la fecha:

En 1852: Se publica La cabaña del Tío Tom, de Harriet Beecher Stowe, novela que agitó la conciencia de los Estados Unidos contra la esclavitud. Algunos historiadores aseguran que encendió la mecha de la Guerra Civil.

1864: Nace Alois Alzheimer, neurólogo alemán que describió por primera vez la patología que hoy lleva su nombre. Para prevenirla, se recomiendan hábitos como ejercicio físico, vida social activa, control de enfermedades cardiovasculares y desafíos mentales diarios (por ejemplo, cambiar tu ruta habitual al trabajo).

Hoy también se celebra: • El Día Mundial del Donante de Sangre (promovido por la OMS), • El Día Nacional de las Lenguas de Signos Españolas (España), • y el Día de la Bandera en Estados Unidos.

Efeméride lingüística:

A propósito del movimiento 14 de Junio, recordamos que los meses del año se escriben con minúscula, salvo cuando forman parte de nombres propios (precisamente como el del Movimiento 14 de Junio) o de lugares conmemorativos (como por ejemplo el “Parque 27 de Febrero”).

La historia se honra compartiéndola. Si te gustó, difúndelo. En el terreno de la cultura, solo se pierde lo que se guarda y solo se gana lo que se da.

#Depaseoporlahistoria #razainmortal #14Jun