viernes, 6 de agosto de 2010

Hoy: conmemoración 65 aniversario de la bomba atómica en Hiroshima, Japón

El 6 de agosto de 1945, la ciudad japonesa de Hiroshima, situada en Honshu, la isla principal del Japón, sufrió la devastación, hasta entonces desconocida, de un ataque nuclear. 

Ese día, cerca de las siete de la mañana, los japoneses detectaron la presencia de aeronaves estadunidenses dirigiéndose al sur del archipiélago; una hora más tarde, los radares de Hiroshima revelaron la cercanía de tres aviones enemigos. Las autoridades militares se tranquilizaron: tan pocos aviones no podrían llevar a cabo un ataque aéreo masivo. Como medida precautoria, las alarmas y radios de Hiroshima emitieron una señal de alerta para que la población se dirigiera a los refugios antiaéreos. 


A las 8:15, el bombardero B-29, “Enola Gay”, al mando del piloto Paul W. Tibblets, lanzó sobre Hiroshima a little boy, nombre en clave de la bomba de uranio. 

Un ruido ensordecedor marcó el instante de la explosión, seguido de un resplandor que iluminó el cielo. En minutos, una columna de humo color gris-morado con un corazón de fuego (a una temperatura aproximada de 4000º C) se convirtió en un gigantesco “hongo atómico” de poco más de un kilómetro de altura. Uno de los tripulantes de “Enola Gay” describió la visión que tuvo de ese momento, acerca del lugar que acaban de bombardear: “parecía como si la lava cubriera toda la ciudad”.

Tokio, localizado a 700 kilómetros de distancia, perdió todo contacto con Hiroshima: hubo un silencio absoluto. El alto mando japonés envió una misión de reconocimiento para informar sobre lo acontecido. Después de tres horas de vuelo, los enviados no podían creer lo que veían: de Hiroshima sólo quedaba una enorme cicatriz en la tierra, rodeada de fuego y humo. 


Cuando prestar es perder Piénsalo bien antes de ceder

Si quieres ayudar a un familiar o una amistad que te pide dinero o crédito, ten en cuenta primero las probables consecuencias. Se puede ser buen pariente, sin dejar de ser precavido — pero si te dejas llevar por tu buen corazón y le prestas dinero a un familiar (o a un amigo), es posible que pierdas no sólo el dinero sino también tu buena relación con esa persona.
Peor aún sería el caso de que dejaras que un familiar o un amigo usara tu crédito para comprar una casa, o hacer cualquier otra adquisición considerable, como un auto… Si esa persona no hace los pagos correspondientes a la deuda que adquirió usando tu nombre como garantía, toda esa carga de pagos te corresponderá a ti liquidarla.

Si tú no pudieras pagarla, se destrozará tu crédito, o podría ser que hasta llegaras a perder alguna propiedad. En caso de que tú mismo quisieras en el futuro comprar una casa o un auto para ti, no podrías, porque tendrás en tu historial de crédito esa mancha antigua de una mala deuda. Si quieres saber un poco más sobre asuntos de crédito, ve a mi sitio http://www.juliestav.com/.

Muchas personas tienen razón cuando aseguran que para prestar dinero están los bancos, y aunque hay casos en que se hace absolutamente imposible negarse a ello —cuando se trata de, digamos, una madre o un hijo en apuros—, es mejor no meterse en esos problemas que podrían llegar a destruir tu propia vida financiera.

No te arriesgues

Si te ves en la necesidad imperiosa de hacer el préstamo, da sólo una cantidad de la que puedas disponer sin tener que pedir prestado luego por tu parte, y considera la posibilidad de que nunca más veras ese dinero.

Los seres queridos son personas muy importantes en nuestras vidas, pero no pongas a riesgo tus finanzas, y el futuro de tu familia más cercana, por ayudar a otra persona. Ofrece consejo, consuelo y apoyo moral, porque a veces estas cosas se agradecen más que el dinero.

Jamás te pongas de cofirmante de un préstamo — piensa que si el banco (que tiene mucho más dinero que tú) no le quiere dar dinero a esa persona, mucho menos debes hacerlo tú…

Por otro lado, cuando una persona usa el crédito de otra para comprar casa, está haciendo pagos a una propiedad de la cual no es dueño. Así que este es un asunto negativo por dondequiera que se mire. Si necesitas un préstamo, pídelo al banco; si no eres ciudadano o residente, usa tu número de ITIN para que seas dueño de tu deuda y de tu propiedad.

Fuente: Univisión



Muerte masiva de peces en presa de Hatillo

SÁNCHEZ RAMÍREZ República Dominicana.-
Miles de peces han muerto en el lago de la Presa de Hatillo, en Cotuí, al parecer producto de alguna contaminación; ante esta situación el Ministerio de Medio Ambiente realiza investigaciones para determinar las causas. Cada día centenares de peces de diferentes especies mueren sin que se conozca el motivo.

Campesinos que viven de la pesca expresan su pesar, ya que cada día mueren más y más peces. Las muertes de estas especies acuáticas están afectando económicamente a los que viven de la pesca. Esta situación ha motivado que Medio Ambiente inicie una investigación para determinar las causas.

En lo que salen las pruebas de laboratorio, más y más peces continúan muriendo y sirviendo de manjar a aves de rapiña.

Fuente: Lamataarroceros

¿Por Qué A Los Banilejos Les Dicen "Siembra Hielo"?

Tomado de Baní.com.do

Baní .- Para conocimiento de los lectores jóvenes que tengan curiosidad de leer estas notas, voy a referirme al mote de ‘’siembra hielo’’ que burlonamente nos han puesto los demás pueblos de la República , desde hace ya largo tiempo.


Hay una versión que se tiene como la más autentica, que dice que Tomás Velázquez, quien por autorización legal ejercía la medicina en Baní, y era hombre de holgados recursos económicos, acostumbraba a enviar a buscar a Santo Domingo, el hielo necesario para las fiestas que se celebraban en su espaciosa casa, situada en el sitio en que hoy esta el edificio de dos pisos, en donde funciona un banco, en la calle Nuestra Señora de Regla (esquina Sánchez).

En esa casa vivió por muchos años también el diligente banilejos Ebroíno Troncoso, quien ha sido comerciante, fotógrafo y agente funerario.

El "hielo" en cuestión era traído en las árganas de una recua de mulos muy bien cubiertos con sacos y cáscaras del grano de café.

En el patio de su casa, debajo de una frondosa mata de anacahuita, don Tomás mandó a abrir un hoyo, de forma cuadrada, cuyos lados fueron cubiertos con carbón, para depositar el hielo ahí, a fin de que pudiera conservarse por varios días.

Los capitalinos, a quienes nuestros abuelos llamaban ‘’dominicanos’’, en una de esas ocasiones que acostumbraban a visitar a Baní para disfrutar de nuestras espléndidas fiestas patronales, pudieron contemplar en la casa de don Tomás, el ajetreo de sacar el hielo de la tierra.

Ellos, con su natural carácter chusco y guasón, inmediatamente propalaron en la capital que habían visto sembrando hielo en Baní.

Hay otra versión que dice que cuando el hielo todavía no se fabricaba en Baní, las familias pudientes de entonces lo traían desde Santo Domingo en las goletas que desembarcaban por el puerto del Agua de la Estancia , que estaba situado a unos seis kilómetros de la ciudad.

En lo que llegaban las carretas tiradas por mulos a buscarlo, los banilejos lo enterraban en la arena para su mejor conservación lo cual dio motivos a los capitaleños que venían en las goletas para que dijeran que en nuestro pueblo sembrábamos hielo.

sa/sh

Fuente: Ecos de Bani