SERENDIPIAS
De paseo por la historia. Con una mirada breve a los eventos y personajes que impactaron al país y al mundo.
Evaristo Regalado, 7 de julio de 2025
Los tres príncipes de Serendip es un cuento de origen persa que ha pasado por múltiples versiones y traducciones a lo largo de los siglos, y que dio origen al término “serendipia” (serendipity, en Inglés), acuñado por Horace Walpole en 1754 y utilizado hoy en día para describir hallazgos o descubrimientos inesperados, pero afortunados, de cosas que en principio no se buscaban, pero que se encontraron, ya fuera por accidente o por intuición.
El cuento original se encuentra en el libro Los ocho paraísos (Hasht Bihist) publicado en 1302 por el poeta persa Amir Khusrau y está inspirado en una antigua leyenda oriental con origen en la isla de Serendip, antiguo nombre persa de Ceilán (la actual Sri Lanka). Muchos dicen que este cuento se convirtió muy pronto en un clásico fundamental para comprender lo que sería luego Sherlock Holmes que, a propósito, fue escrito por Arthur Ignatius Conan Doyle, quien murió un día como hoy de 1930.
El relato narra las aventuras de tres príncipes, hijos del rey Giaffer, de Serendip, quienes fueron educados con mucho esmero por su padre. Pero el monarca decidió enviar a sus hijos príncipes “a coger calle”, a recorrer los caminos del mundo, para que adquirieran sabiduría a través de la experiencia directa con las cosas y regresaran convertidos en gobernantes sabios.
Durante su viaje, los príncipes no solo enfrentaron diversas pruebas y muchos desafíos, sino que también demostraron tener una notable capacidad para deducir la verdad a partir de pistas sutiles. Mientras viajaban, los tres príncipes hicieron astutos e inesperados descubrimientos a través de la observación y la deducción minuciosas.
Uno de los episodios más recordados de esa aventura describe que los príncipes caminaban juntos por una senda cuando uno de ellos aseguró haber visto huellas de camello. Y fue más lejos, también dijo que el camello era tuerto, incluso estableciendo que específicamente del ojo derecho.
¿Pero cómo pudo el príncipe saber eso con tanta precisión? Pues observó que la hierba de la parte derecha del camino estaba intacta, siendo esta hierba justamente la que estaba al lado del río y, por tanto, la que lucía más verde y atractiva para cualquier otro camello. Por otro lado, la hierba de izquierda del camino aparecía consumida. El camello no veía la hierba verde, saludable y bonita del lado del río.
Otro de los príncipes, igual de acucioso, agregó que al camello le faltaba un diente. ¿Pero Cómo lo sabía? Porque la hierba arrancada mostraba pequeñas cantidades que estaban masticadas, pero otras dejadas casi intactas, o con poca masticación.
El último de los tres príncipes también opinó. Hizo una observación igualmente interesante sobre el camello: —con toda seguridad está cojo su pata trasera izquierda —dijo— Lo sabía porque sus huellas eran más débiles de ese lado.
Los príncipes profundizaban y profundizaban, como investigadores o detectives experimentados. Uno de ellos determinó hasta la carga que llevaba el camello. —¡Transporta mantequilla y miel! —exclamó—. ¿Cómo estaba tan seguro? El joven aprendiz se sabio se había fijado que en uno de los lados del camino había hormigas, muchas hormigas; pero en el otro había un enjambre de abejas, moscas y avispas.
—En el camello iba montada una mujer”, —prosiguió— evidenciando cierta debilidad, o cuando menos un sentido agudo, hacia las féminas. Lo supo porque alcanzó a ver unas huellas de pies pequeños en el barro, a la orilla del río. Seguro que eran de una mujer a la que le había dado sed y se detuvo a tomar agua.
Sin saberlo, ya los tres príncipes habían entrado en una especie de competencia investigativa. —La mujer está embarazada, hermano. —dijo el otro—. Había evidencia de que la mujer había orinado en una pendiente, pero tuvo que apoyarse con ambas manos en el suelo, porque al agacharse le pesaba el cuerpo, lo cual era una señal de embarazo.
Su habilidad de observación e investigación les acarreó serios problemas a los príncipes. Cuando estaban cerca de la ciudad escucharon a un mercader gritando como loco que se le había perdido uno de sus camellos con una carga importante de mercancía y hasta con su esposa, de quien sospechaba que podía estafarlo. Los tres príncipes se le acercaron y le preguntaron si el canello era tuerto, si era cojo de la pata izquierda trasera, si le faltaba un diente, si cargaba miel y mantequilla y, por último, si montado en él iba una mujer que además estaba embarazada.
Sorprendido, el mercader les preguntó a los príncipes que dónde habían visto a su camello y a su esposa, porque parecía evidente que lo habían hecho, pero ellos sonrieron y respondieron que en realidad nunca los habían visto, que habían deducido las características del camello y su carga en base a la observación de detalles simples del camino, como lo fueron las huellas, la forma de las plantas roídas y la profundidad de las pisadas, entre otras cosas.
Pero el mercader estaba furioso. No les creyó y los denunció por robo ante las autoridades. Debido a los detalles tan minuciosos y exactos que manejaban, nadie les creyó cuando se defendían, negando que no eran los raptores, así que fueron encarcelados, enjuiciados y sentenciados a muerte. El robo de camellos era tipificado como el peor crimen de esa ciudad, incluso por encima del secuestro de la esposa de alguien más.
Pero esta historia tuvo un final igualmente feliz e inesperado. La esposa del mercader, que sí estaba secuestrada, pudo escapar de sus captores y llegó a la plaza pública justamente antes de que ejecutaran a los tres príncipes. Y aquí es donde se verifican las serendipias que dan origen a esta historia. La primera: una casualidad los salvó, esa mujer llegó en el preciso minuto para atestiguar la inocencia de los tres condenados. La segunda serindipia: al Emir de esas tierras le pareció que los príncipes eran personas muy inteligentes, observadoras, sabias; así que calculó qué podrían serle muy útiles a futuro, por lo que los designó (a los tres), como ministros. Su historia le había parecido, por demás, muy graciosa, generándole una simpatía inmediata por ellos. La tercera serindipia: uno de los príncipes terminó casándose con la mujer secuestrada, que ya estaba harta del mercader.
Los príncipes también aprendieron una gran lección: debían ser más prudentes a la hora de exhibir su inteligencia ante los demás, porque eso con mucha frecuencia puede ser peligroso.
El cuento de Los tres príncipes de Serendip encierra una enseñanza sobre la importancia de la observación, la lógica y la búsqueda del conocimiento, además de sugerir siempre la modestia intelectual.
Su influencia ha trascendido la literatura para impactar campos como la ciencia, donde muchos grandes descubrimientos han sido catalogados como serendípicos, o accidentales, o inesperados; descubrimientos que han impactado profundamente la historia humana. En todos los casos, eso sí, estuvo alerta y presente la mente entrenada del observador.
Entre todas las serendipias verificadas en las ciencias y en la historia, pueden citarse las siguientes:
La penicilina, descubierta por Alexander Fleming en 1928. Fleming observó que un hongo (el Penicillium notatum) había matado parte de las bacterias de su estudio de cultivo. No lo buscaba, el hombre simplemente dejó una placa de Petri olvidada, una negligencia que revolucionó la medicina moderna, la calidad y la expectativa de vida de la población mundial por el efecto de la utilización de antibióticos.
Los rayos X, descubiertos por Wilhelm Conrad Röntgen en 1895 son otra serendipia científica que apareció cuando Röntgen experimentaba con tubos de rayos catódicos y notó una fluorescencia inusual en una pantalla lejana, aun sin luz visible. De esta serendipia nació la radiología médica.
El horno de microondas, inventado por Percy Spencer en 1945. La serendipia en este caso ocurrió cuando el científico estaba cerca de un radar y una barra de chocolate que tenía en su bolsillo se derritió. A partir de ahí se hizo común ese invento infernal de la modernidad que nos permite tener la comida caliente en nuestras oficinas y del que muchos ya no nos podemos deshacer, por el ritmo de vida tan rápido que llevamos.
La Viagra (o sildenafil) descubierto por la farmacéutica Pfizer en los años 90. La serendipia ocurrió cuando intentaban conseguir un medicamento vasodilatador para tratar la angina de pecho, pero los pacientes masculinos reportaban un efecto secundario muy particular: la erección del pene. La sustancia tuvo un nuevo uso y se convirtió en el primer tratamiento oral para la disfunción eréctil.
La anestesia quirúrgica, descubierta por los médicos Morton, Wells, Jackson, entre otros en el siglo XIX. El uso recreativo del óxido nitroso y del éter reveló su efecto anestésico, lo que posteriormente encontraría un uso común en las cirugías sin dolor.
El Post-it, desarrollado por Spencer Silver, de la compañía 3M, (1968). Silver quería desarrollar un adhesivo fuerte, pero falló. Sin embargo, logró un pegamento débil, pero reutilizable. De ese invento fallido nació una herramienta muy sencilla pero útil, presente en la mayoría de las oficinas y escuelas del mundo.
La dinamita, inventada por Alfred Nobel (1867) quien observó que la nitroglicerina era más segura de manipular cuando se absorbía en tierra de diatomeas, lo que produjo una revolución en la minería, en la construcción… y hasta en la guerra.
El descubrimiento de América también fue fruto de una serendipia. Cristóbal Colón, cuando llegó aquí en 1492 lo que buscaba era una ruta alterna a las Indias por el oeste… pero se encontró con un continente. El mal llamado “Descubrimiento de América” produjo casi inmediatamente una transformación en la geopolítica y en la economía mundial, y en las culturas amerindias.
Otras serendipias fueron el teflón industrial, el refresco Coca-Cola y el agua quina (o agua tónica), entre otras.
¿Y tu, conoces otras serendipias? Ponlo en los comentarios.
Hasta aquí nuestro paseo. Será hasta la próxima, cuando la historia y los personajes nos abracen de nuevo. Si te gustó, comparte.
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Referencias
Anónimo. (2020, 26 junio). Libro gratis: Los Tres Príncipes de Serendip - Anónimo. textos.info. https://www.textos.info/anonimo/los-tres-principes-de-serendip/
CODART. (2023, 2 mayo). Welcome: The Princes of Serendip - CODART. https://www-codart-nl.translate.goog/feature/miscellaneous/welcome-the-princes-of-serendip/?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=sge
Serendipias científicas. (2020, 7 junio). El Banquete del Dr. Zagal. https://open.spotify.com/episode/1JGpH1Z71PfbhyL8c0qHgG?si=4UZQuzm7SnmABdzVbPnR_A&context=spotify%3Aplaylist%3A37i9dQZF1FgnTBfUlzkeKt