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El partido Dominicano y Cevicos: Un caso de espionaje y dominio territorial en la dictadura de Trujillo

El partido Dominicano y Cevicos: Un caso de espionaje y dominio territorial en la dictadura de Trujillo   Andrés Morillo La ma...

El partido Dominicano y Cevicos:
Un caso de espionaje y dominio territorial en la dictadura de Trujillo  
Andrés Morillo

La maquinaría de espionaje y control que poseía la dictadura de Trujillo se extendía por toda la geografía nacional. Los tentáculos y la influencia de Rafael L. Trujillo llegaban a cada rincón de la República Dominicana. La herramienta más efectiva en éste propósito era el Partido Dominicano, la efectividad en que operaba y la fluidez de las informaciones permitió que el propio Trujillo conociera los movimientos y situaciones que ocurrían en las distintas instituciones públicas y en la dinámica social cotidiana de cada municipio.

En los casos de disputas entre miembros del Partido Dominicano, funcionarios del gobierno municipal y funcionarios provinciales el dictador fungía como árbitro y señor feudal tomando las decisiones en la solución del conflicto- problema. Tener el favor de Trujillo significaba tener la gracia de toda la población del municipio, desafiar a alguien bajo la protección de Trujillo constituía provocar al mismo dictador, sin embargo en muchos casos algunos colaboradores que tuvieron su favor en un momento determinado posteriormente cayeron en desgracia por situaciones de deslealtad que eran consideradas como agravios o amenazas a la estabilidad del régimen. Por insignificantes que aparentaran los asuntos domésticos-políticos que ocurrían a diario en los pueblos dominicanos eran motivos de atención e interés para Rafael Trujillo.

En agosto de 1953, después de realizar un rápido recorrido por la carretera que comunica a Sabana Grande de Boyá al municipio de Cevicos, llegaba de forma sorpresiva Rafael Trujillo Molina, en esos momentos Jefe de las Fuerzas Armadas, ya que durante este período (1952-1957) su hermano Héctor Bienvenido Trujillo era el tercer presidente “gomígrafo” o “títere” que había utilizado “El Jefe” para aparentar niveles de democracia en el país. Posteriormente la llegada de Trujillo, quien se apareció en el local de las oficinas del Ayuntamiento frente al parque central, fue informada al presidente de la Junta Central Directiva del Partido Dominicano en Ciudad Trujillo, Modesto E. Díaz, por el presidente de la Junta Comunal del Partido Dominicano en Cevicos, Bolívar de los Santos.

El presidente del partido Dominicano en Cevicos, señalaba la algarabía y el entusiasmo con que el pueblo de Cevicos se “lanzó a las calles victoreando al glorioso nombre de nuestro amado y querido jefe”.  Seguro que la población cevicana estaba sorprendida y quizás no entendía porque el dictador estaba en aquel lugar. Los curiosos se amontonaron alrededor del parque Duarte en espera de poder ver de cerca al hombre que había dominado la vida de todos los dominicanos, quizás esperando alguna dádiva, o sólo deseaban presenciar aquel hombre que se había convertido en uno de los más ricos de su época. 

La visita de Trujillo respondía a una preocupación que habían generado los desacuerdos entre los principales funcionarios del Ayuntamiento municipal de Cevicos. La problemática se debía que un grupo de funcionarios de la sala capitular encabezados por el presidente del Consejo de regidores Marcos Mirambeaux, y los regidores Francisco Pérez Gil, Arístides Nicasio, y el secretario del Ayuntamiento José Rafael Cordero, habían denunciado la “mala administración de los fondos” dedicados a la construcción de un mercado público y la reparación de las calles del pueblo por parte del Síndico César Martínez.

Esta información de la mala administración de los fondos públicos era una situación que el dictador no debía pasar por alto. Por esa razón, Trujillo fue personalmente a indagar sobre el caso. Mientras tanto el Gobernador de la provincia Sánchez Ramírez, Héctor Clodomiro Noboa Leyba, semanas atrás había realizado una visita el municipio de Cevicos en busca de información sobre el conflicto, además tenía como tarea solucionarlo. Para tal propósito entrevistó a todos los empleados y funcionarios de la Alcaldía y redactó un informe en el que concluía que detrás de las diferencias y denuncias entre los funcionarios del Ayuntamiento Municipal de Cevicos “lo que existe son rencillas personales”, por lo que no pudo solucionar el inconveniente entre las principales autoridades municipales Cevicanas.

Este caso es una demostración de la forma efectiva en que operaban los organismos de espionaje durante la dictadura de Trujillo. El Partido Dominicano en el municipio informaba a los dirigentes superiores todos los días sobre los sucesos ocurridos en el municipio, operaban de forma sigilosa, celada y sistemática. Su ritual era informar sobre todos los pormenores de las actividades, reuniones, salidas de los munícipes, entradas de visitantes y extraños al municipio, comportamientos de cada munícipe, las acciones de los funcionarios municipales (policías, militares, jueces, oficiales civiles, directores de escuelas, profesores y empleados), las publicaciones impresas que circulaban; era tal la labor de control que en las celebraciones y festividades oficiales la dirigencia decidía quienes hacían uso de la palabra y se detallaba lo que cada quien tenía que decir en los discursos.

Las informaciones que proporcionaba el Partido Dominicano estaban determinadas por un esquema coordinado y jerárquico, donde las informaciones se iban moviéndose según la magnitud de lo acontecido. Sin embargo, nadie escapaba de esta vigilancia hasta los mismos informantes la sentían y sufrían. 

Los informes podían circular desde los dirigentes municipales del partido Dominicano a los presidentes provinciales, también los gobernadores, senadores, diputados, jefes militares regionales, provinciales y municipales (Junto a otros órganos, como la Dirección Nacional de Seguridad, luego Servicio de Inteligencia Militar -SIM-, la Policía Nacional, y el Ejército) informaban a diario sobre las actividades y sucesos cotidianos de su jurisdicción a sus superiores, que podía ser el presidente provincial del partido o el funcionario ministerial en ciudad Trujillo. Toda una red de informantes monopolizado y centralizada por Trujillo que reafirmaba el absolutismo político y social de la dictadura en el país.

Lo que ocurría en el municipio de Cevicos escapaba de la mano del gobernador de la provincia Sánchez Ramírez, Héctor Clodomiro Noboa Leyba, quien no solucionó el conflicto entre los funcionarios municipales de Cevicos, por lo que el caso llegó a los oídos de Trujillo e inmediatamente se dispuso a solucionarlo personalmente.

La alarma de los sucesos lo constituyó la información que proporcionó el gobernador provincial en su informe a las máximas autoridades del Partido Dominicano, después de entrevistar a los funcionarios y empleados: “las medidas que están tomando los empleados es contraria a la sabia política armónica que debe siempre existir no solamente entre los empleados sino en todo el conglomerado social, para de este modo ser un obediente discípulo del maestro de maestros [….]”.

Era evidente el alto nivel de antagonismo que se manifestaba en las acciones de los funcionarios municipales de Cevicos y la incapacidad de las autoridades provinciales en solucionar el conflicto. Simbólicamente el conflicto representaba una desobediencia al régimen y a la disciplina burocrática establecida por lo que el mismo Trujillo tuvo que solucionar personalmente lo que ocurría en el municipio de Cevicos. Debía ser frenado ante el hecho de que se difundiera y se interpretara como un acto de rebeldía ante el régimen: “el que suscribe varia con agrado, la más pronta terminación de este estado de cosas que puede en un futuro no lejano perdurar en perjurio de éste pobre pueblo que es un Baluarte del Trujillismo auténtico” expresaba el Gobernador provincial en su informe.  

La presencia de Trujillo puso en sobresalto a todos los funcionarios municipales involucrados y sirvió para detener el conflicto interno en el cabildo que tenía apariencias locales pero que en esencia podía significar algún tipo de amenaza a la imagen del régimen, además su visita tenía el propósito de despejar cualquier duda sobre alguna deslealtad a su gobierno.
Este caso es una forma puntual y objetiva para estudiar los mecanismos y herramientas que alimentaba y fortalecía el control político sobre la población dominicana. En términos reales esto se expresaba por la preponderancia absoluta de los organismos que directamente estaban encargados de la represión política. 

El terror y la vigilancia constituían los instrumentos en que se amparaba la dictadura de Trujillo. La vigilancia interna y el control de las comunicaciones fueron los métodos más eficientes para conocer en cada rincón del país a los individuos que se atrevían a manifestarse en contra del régimen. Graves consecuencias automáticamente caían sobre los autores de cualquier desafío. No se podrá entender la forma en que durante treinta años Rafael Trujillo Molina ejerció su dominio absoluto sobre todos los dominicanos sino tomamos como referencia el estudio de los hechos locales.




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