Personas con dos y más empleos del Estado en ayuntamiento de Cevicos. Franca violación Ley 120-01 sobre Ética Servidor Público

Todavía no se cumplen los 90 días de la especie de “tregua implícita” que comúnmente se le confiere a la mayoría de autoridades electas en contiendas electorales en nuestro país (en este caso refiriéndonos a las del próximo pasado torneo del mes de Mayo 2010), contando dicha tregua a partir del día en el que asumen sus funciones.

Este corto período de “gracia” es una especie de consenso implícito, es como una norma protocolar de caballerosidad, muy elegante, y “firmada sin tinta” entre la oposición y los oficialistas que permite que los nuevos huéspedes en la administración de la cosa pública puedan “acomodarse” y tomarle el ritmo a las actividades que deben desarrollar, antes de que los sectores críticos inicien a verter sus sanciones públicas, ponderaciones y juicios de valor sobre la gestión que encabezan. La política contemporánea está cada vez más orientada a esa dinámica, a ese proceder, y eso está bien. Es una de las pocas mejorías que hemos experimentado en materia política.

Sin embargo hay que hacer un paréntesis en ese sentido y decir que desde ya, bien temprano, en el Ayuntamiento de Cevicos se están produciendo movimientos escandalosos. Aparentemente se comenzaron a cometer errores del tipo “bandera mamey” (haciendo un parangón con las señales de atención o advertencia que normalmente se aprecian en situaciones de emergencia y de rescate), es decir, pifias tácticas que llaman mucho la atención de la población.  

Todo parece indicar que en la nómina del ayuntamiento del municipio de Cevicos  aparecen nombrados y  acomodaditos en sus puestos, empleados de otras instancias públicas, es decir, de otras instituciones ligadas al tren del Estado, y específicamente al Ministerio de Educación, violentando de esta forma la ley 120-01 y la propia Constitución de la República.

Para que ustedes terminen de entender de qué estamos hablando, es bueno que sepan o recuerden que la Ley 120-01 que instituye el Código de Ética del Servidor Público, del 20 de julio del 2001 establece, en su artículo 8, literal “q”, Párrafo II que “nadie podrá desempeñar, de manera simultánea dos o más cargos dentro de la administración pública”.  Lo propio consigna la Constitución de la República Dominicana en su  artículo 144.

Ambos instrumentos de ley establecen sanciones que van desde la amonestación pública y privada, pasando por la suspensión del pago y cancelación definitiva del cargo (aunque no establece de cuál de los cargos;  sin implicar, ninguno de estos instrumentos sanciones del tipo penal para estos casos, sólo disciplinarias, lamentablemente).

Cualquier intento de cobrar salarios de dos o más cargos públicos podría tipificarse, si no perfectamente como corrupción administrativa o defraudación al Estado Dominicano, por lo menos sí como una falta flagrante al ordenamiento ético y al compromiso moral por parte de quienes lo propicien y/o lo materialicen.

Este tipo de acción, si bien no involucra propiamente dicho sanciones del tipo penal, por supuesto que sí conlleva las del tipo económico y, más importante todavía, las del tipo moral, acompañada del repudio de los ciudadanos sensatos, últimos estos que  podrían solicitar al Departamento de Prevención de la Corrupción, “mediante denuncia o querella escrita y bajo juramento, que este inicie una investigación…” al respecto (Arts. 12 y 13, Ley 120-01).

A nosotros no nos cabe ninguna duda de que en el seno de las nuevas autoridades del ayuntamiento de Cevicos (en su conjunto) hay personas muy honorables y muy serias, con un gran compromiso para con el pueblo y que han demostrado su honorabilidad en muchos escenarios, es un juicio de valor personal que no cambiaremos hasta que se demuestre lo contrario… pero la tristemente célebre trayectoria de algunos de esos nuevos miembros “nos susurra algo al oído”,  como queriéndonos decir que tengamos cuidado, que estos no son ni tan honorables ni tan serios.  

Nuestro insigne e ilustre Sr.  Alcalde, el Lic. Prebisterio Lora, a quien le profesamos mucho respeto,  y algunos de los respetables Concejales (aquellos que se han ganado ese sitial, por supuesto) podrían entonces de alguna forma estar expuestos a influencias malsanas y hasta a presiones (¿por qué no?) que podrían venir de personajes perversos, funestos, indeseables y desacreditados que se mueven y que hormiguean en torno a sus personas, sobre todo en torno a la figura del Sr. Alcalde, haciéndole un flaco servicio a su causa y a su gestión, en la que el pueblo tiene tantas expectativas. Estas influencias podrían llevar al Alcalde y a los Concejales a hacer designaciones muy cuestionables e igualmente desafortunadas; o bien a cometer una serie de errores tácticos en decisiones propias de sus funciones que podrían comprometer seriamente la imagen de esta gestión municipal (que apenas da sus primeros pasos), pudiendo llegar a tocar y comprometer incluso su propia imagen pública  y personal.

Algún “científico”, de esos que mordisquean y rumian en los confines de ese “anillo” de poder que rodea a ciertas autoridades del ayuntamiento municipal de Cevicos, en su afán miserable de justificar eso, de confundir a los menos cautos y de retorcer la realidad para  resistirse a acatar lo que expresan una ley como la 120-01 y la propia Constitución de la República de seguro que esgrimirá (si no lo ha hecho aún) que la propia ley 120-01 establece la excepción a esa restricción que la misma sindica, refiriéndose que esta permite la actividad docente. Sin embargo, resulta a leguas más que visible y perfectamente comprobable que algunos de los nombrados en esos puestos en el ayuntamiento (y hay por lo menos tres) pertenecen al staff de EMPLEADOS ADMINISTRATIVOS del Distrito Escolar 16-03 del municipio de Cevicos en la jornada matutina-verpertina, en donde laboran en calidad de técnicos.

El espíritu de hacer de la docencia una actividad compatible con algunas funciones públicas como la que ejercen los Senadores y los Diputados de la República obedece en principio a que en algún tiempo quienes ocupaban curules eran individuos de mucho peso social, personas muy distinguidas y de gran sapiencia, de grande instrucción, en muchos casos intelectuales consumados, catedráticos universitarios con muchas vivencias y muchos años de experiencia en sus oficios. Para evitar que todo ese conocimiento se perdiera (o se interrumpiera durante el período en la que estos ilustres ciudadanos eran congresistas) y no privar así de ese preciado conocimiento a una juventud estudiantil emergente, entonces se introdujo la excepción y se les permitió a esas “enciclopedias” andantes ejercer también el bello arte de enseñar, concomitantemente con sus obligaciones de funcionarios públicos. Este no es el caso en cuestión, hay que guardar las diferencias, que son abismales.

Ya no nos sorprendemos de que en este país se hagan ese tipo de shows, en los que elementos aborrecibles le apuestan a la ignorancia de la gente jugando a la interpretación y al debate en asuntos que no son ni debatibles ni confusos, en lo absoluto; temas cuyas respuestas objetivas están consignadas de manera fuerte y clara, en tinta de la mejor calidad en los documentos y en las leyes.  Si ustedes quieren, estimados lectores, palpar un ejemplo similar a lo que estamos tratando, circunscríbanse al tema de la imposibilidad de reelección del Presidente Fernández, consignada en el artículo 124 de la Carta Magna. Todavía hay personas por ahí tratando de meter eso en el debate, queriendo “pescar en río revuelto” abriendo una posibilidad que no existe en el escenario constitucional actual, según los expertos en el tema; una aventura que sólo es posible mediante otra reforma a la Carta Magna (parafraseando a los Castillo: Vincho y su hijo “Vinicito”), especialistas en materia de derecho y, a la sazón, militantes activos del oficialismo, quienes se han referido a esto en varias ocasiones, incluso en fecha muy reciente.

Ya con esta me despido, como dicen los corridos. Más adelante le comentaremos sobre el seguimiento a esta situación.