Cueva de las Maravillas
Este fin de semana estuvimos dando una vueltecita por La Romana, provincia bellísima, con muchísimos atractivos y recursos inigualables. En ...

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Este fin de semana estuvimos dando una vueltecita por La Romana, provincia bellísima, con muchísimos atractivos y recursos inigualables. En nuestro "periplo" (para hacer uso de este término muy recurrido últimamente por la clase política) tuvimos la oportunidad de visitar varios destinos de interés turístico, pero el que nos llamo más la atención sin duda fue la denominada Cueva de las Maravillas.
La Cueva De Las Maravillas es una guacara ubicada digamos como entre San Pedro de Macorís y La Romana. La verdad es que no estoy bien seguro de a cual provincia de las citadas pertenece.
Pero lo que importa es que ustedes sepan que eso esta bellísimo ahí, muy bien cuidado y regenteado por personas muy profesionales, por lo que pude notar.
Cuando usted entra a la cueva, se encuentra con un ambiente estable en su interior de 19 grados Celsius, aproximadamente, al tiempo que puede apreciar pinturas rupestres dibujadas en las paredes de piedra hace muchos siglos atrás por los indios Tainos. Las paredes están llenas de pictografías bien claras y definidas, que simbolizan escenas de rituales mortuorios practicados por los indígenas en su tiempo, según nos explicaba el guía.
Se pueden apreciar también majestuosas formaciones en el interior de la cueva, las conocidas estalactitas y estalagmitas que bajan o suben hacia el techo, con dimensiones gigantescas.
A mi, particularmente, me sorprendió sobremanera el dato de que una estalactita, por ejemplo, crece a razón de tan solo un centímetro por siglo. Algunas de ellas bajan desde lo alto del techo (unos 11 o 12 metros, calculándole yo) hasta pegar con el suelo. Ya se imaginaran ustedes con el cálculo mental que de seguro han hecho, la antigüedad probable de estas formaciones.
La cueva cuenta con sensores de movimiento que encienden las luces al paso de los visitantes, colocados de manera estratégica para que no alterar la esencia de la cueva. Además cuenta con luces especiales enfocadas hacia bloques de piedra que proyectan imágenes que cada quien puede interpretar a su juicio, algo así como las obras de arte, que usted ve lo que quiere ver y no necesariamente todos los observadores ven lo mismo, aunque hay de hecho algunas formas bien definidas allí. De ahi es que viene el nombre de Cueva de las Maravillas, por el espectaculo imaginataivo que puede darse al apreciar estas formas.
Es una pena que no pudiéramos mostrarles algunas imágenes del interior de la cueva. Ellos no permiten que le saquen fotos porque supuestamente los flashes de las cámaras van deteriorando las pinturas.
Bien interesantes también son unos ascensores que suben y bajan a las personas al interior de la caverna, no por ser ascensores, sino por el hecho de que fueron construidos dentro de una especie de grieta natural, metidos en una especie de canaleta y su construcción no modifico ni una piedra de su estado natural. Muy ingeniosos los japoneses (creo que fueron japoneses) que hicieron esto.
Eso si, si van para allá, asegúrense de estar bien en forma, porque hay que subir unos cuantos escaloncitos (como ciento cincuenta, calculo yo a “vuelo de pajaro”).
Vale la pena, de verdad que sip. Ese lugar esta fabuloso, súper limpio, bien conservado, bien cuidado... simplemente majestuoso.