LA BALA QUE MATÓ A 16 MILLONES DE PERSONAS. GÉNESIS RESUMIDA DE LA I GUERRA MUNDIAL.
De Paseo por la Historia. Con una mirada breve a los eventos y personajes que impactaron al país y al mundo.
Evaristo Regalado, 28 de junio de 2025
“Las guerras no estallan por accidente. Se preparan como se afila una hoja.”
—David Stevenson
Un día como hoy, 28 de junio, pero de 1914, una bala cambió el rumbo del mundo y se constituyó en el “casus belli”1 de la Primera Guerra Mundial. Ese día fue asesinado en un atentado el archiduque Francisco Fernando de Austria-Hungría, heredero al trono del Imperio Austro húngaro, junto a su esposa Sofía Chotek, en las calles de Sarajevo2. El archiduque andaba de mala suerte ese día, porque al filo de las 10 de la mañana su carro pasó al lado de uno de los complotados que le tiró una granada de mano que no impactó el blanco, ya que fue a parar en la parte de abajo de otro vehículo, explotando e hiriendo a unas 20 personas. En vez de irse y fortalecer su seguridad por el susto del atentado fallido, el archiduque decidió irse para el hospital a constatar el estado de salud de los heridos. En el trayecto el chofer tomó una ruta equivocada, dio un giro y al bajar la marcha se topó con el joven nacionalista serbio llamado Gavrilo Princip quien le disparó en el cuello a él y en el abdomen a su esposa, matándolos en el acto.
Aquel atentado, cometido por Princip, que apenas tenía diecinueve años, no fue simplemente un crimen político, sino que fue la chispa que detonó un conflicto a escala mundial, alimentado por muchos años de tensiones, alianzas y rivalidades imperiales en Europa. El continente europeo en ese momento estaba al borde del colapso. Las grandes potencias tenían acuerdos de cooperación diplomática y militar en caso de agresión contra ellas y se encontraban inmersas en una carrera armamentista y en una red de alianzas que lejos de disuadir el conflicto lo hicieron inevitable. Los imperios centrales, también conocidos como “La Triple Alianza” (conformada por Alemania, Austria-Hungría e Italia, que luego cambiaría de bando) veían con recelo el avance de los aliados conglomerados en la llamada “Triple Entente” (conformada por Rusia, Francia y el Reino Unido intentando mantener su dominio naval y colonial).
Según Álvaro Lozano (2010), “la guerra no comenzó por un solo motivo, sino por la acumulación de ambiciones territoriales, errores diplomáticos y una fe peligrosa en la inevitabilidad del conflicto” como instrumento de política. El asesinato de Francisco Fernando en Sarajevo no fue el origen real, pero sí el detonante inmediato de esa guerra.
En los días siguientes al asesinato, Austria-Hungría envió un ultimátum a Serbia, apoyada tácitamente por Alemania. Si Serbia no cumplía con las condiciones exigidas, entonces el ejército austro-húngaro la invadiría. Pero Serbia, por su lado, apoyada por Rusia, se negó a ceder por completo a los requerimientos. De hecho aceptó todos, menos uno: la intromisión de los astro-húngaros en la investigación de los asesinatos. Serbia quería hacerla por ellos mismos, sin la intervención de representantes de la otra facción.
Así las cosas, el 28 de julio, exactamente un mes después del atentado, Austria-Hungría decidió declararle la guerra definitiva a Serbia como lo había prometido y en menos de una semana, Europa ya se había involucrado por completo en el conflicto, convirtiendo la zona en un tablero de guerra:
Alemania se metió en el conflicto, como “la mamá de los pollitos” y protectora de Serbia, y le declaró la guerra a Rusia (y posteriormente haría lo mismo con Francia);
Reino Unido también entró en la guerra, tras la invasión alemana a Francia y luego a Bélgica… y así se fueron entreteniendo alianzas y entradas al conflicto bélico de países como Japón y Estados Unidos, arrastrados por sus protectorados. En cuestión de días, comenzó el conflicto más sangriento jamás visto hasta entonces.
Como destaca Martin Gilbert (2004), la Primera Guerra Mundial “no fue una guerra buscada por los pueblos, sino por líderes encerrados en una lógica de alianzas automáticas y temores antiguos”. Los líderes de los países creían que este iba a ser un conflicto rápido que resolvería los problemas del poder; pero ignoraban que los avances tecnológicos y la guerra de trincheras transformarían la contienda en un infierno prolongado y sangriento.
Cualquier parecido de esa situación con lo que estamos viviendo en este año 2025 con el conflicto Irán-Israel es pura coincidencia, ¿o no?. Esa puja bélica acaba de escalar a su punto más caliente hace apenas unas semanas, con los “padrinos nucleares” involucrándose directamente en la guerra con declaraciones y hasta con bombardeos, como el caso de los Estados Unidos apoyando totalmente a su aliado Israel, como siempre; y por el otro lado, Rusia, Corea del Norte, China y hasta Venezuela apoyando a Irán.
Tal vez las declaraciones de guerra y amenazas se traten de una simple coincidencia sin importancia, pero la historia suele ser cíclica. El tablero mundial está actualmente en una situación que debe llamarnos a preocupación porque parece que el liderazgo político de las grandes naciones del mundo no aprendió bien la lección de los orígenes de la Primera Guerra Mundial, y aún de la Segunda. Ese escenario de diplomacia fallida, de arrogancia política, de orgullo nacionalista rancio, de alianzas suicidas y de falta de visión a la que estamos asistiendo, combinadas con temas ligados directamente al imperialismo territorial y a confesiones de fe religiosa contrarias, recrean prácticamente el mismo escenario por el cual el mundo se embarcó en una guerra total en el año 1914.
Como si se tratara del efecto mariposa, de un simple aletazo en un lugar remoto, de un atentado cometido en los Balcanes y de una sola arma en manos de un mozalbete inmaduro, surgió una guerra mundial brutal que duró más de cuatro años, con un “aporte” de más de 16 millones de muertos que abonó la tierra de los cementerios europeos y del mundo, y que ayudó a la implantación de un nuevo orden internacional. Pero además, y por su todo lo anterior fuera poco, fruto de esa guerra cayeron cuatro imperios y se sembró la semilla del nazismo hitleriano y de la Segunda Guerra Mundial. Todo eso como consecuencia de un solo tiro, de un solo cañón y de una sola imprudencia.
Hasta la próxima, cuando la historia y los personajes nos reencuentren. Si te gustó, comparte.
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Referencias:
Eslava Galán, J. (2014). La Primera Guerra Mundial contada para escépticos. Editorial Booket.
Garcia, J. (2013). Cien años de la Primera Guerra Mundial: los inicios. Nowtilus.
Gilbert, M. (2004). La Primera Guerra Mundial. Crítica.
Howard, M. (2002). La Primera Guerra Mundial. Ediciones Akal.
Janssens de Bisthoven, B. (2007). La Primera Guerra Mundial. Tomo 1: 1914. Plaza y Janés.
Janssens de Bisthoven, B. (2007). La Primera Guerra Mundial. Tomo 3: 1918. Plaza y Janés.
Lozano Cutanda, Á. (2010). Breve historia de la Primera Guerra Mundial. Nowtilus.
Stevenson, D. (2004). 1914–1918: Historia de la Primera Guerra Mundial. Debate.
Stone, N. (2012). Breve historia de la Primera Guerra Mundial. Ariel.
Varios autores. (2015). Los grandes enigmas de la Primera Guerra Mundial (Vol. 2). Salvat.
”Casus belli” es la expresión latina con la que se establece que un acto constituye un motivo de guerra o de enfrentamiento. ↩︎
El archiduque y su esposa se encontraban de visita en Sarajevo, la capital de Bosnia-Herzegovina, con motivo de la celebración ese día de su aniversario de bodas número 14 y, además, para presenciar la apertura de un museo estatal. Hay que recordar que Bosnia-Herzegovina había sido anexada formalmente al Imperio Austro-Húngaro en el año 1908, pero había un movimiento revolucionario llamado “Joven Bosnia” que juntamente con la organización terrorista conocida como la “Mano Negra” querían la independencia de Bosnia para unificarse con Serbia en la formación de Yugoslavia ↩︎