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"No requiere firma, señor...puede retirarse"

 Muchos de ustedes a lo mejor habrán notado que al momento de pagar con tarjeta de crédito en cualquier establecimiento comercial de la c...

 Muchos de ustedes a lo mejor habrán notado que al momento de pagar con tarjeta de crédito en cualquier establecimiento comercial de la ciudad (trátese de estaciones de gasolina, farmacias, cines, restaurantes de comida rápida, etc.); con mucha frecuencia cuando usted solicita un bolígrafo al cajero para firmarle el voucher, este último le dice: “señor, no, no requiere firma…ese fue un pago rápido”.

Particularmente entiendo que los denominados pagos rápidos son una daga de doble filo, un grandísimo gancho que le agrega un ingrediente más de riesgo al ya de por sí peligroso uso del denominado “dinero plástico”, es decir, las tarjetas de crédito. Si hacemos un análisis costo-beneficio o riesgo-beneficio (como usted quiera llamarle) de esto para nosotros los usuarios, de seguro que al final los consumidores finales vamos a salir perjudicados, como siempre pasa en este país situado en el mismo trayecto del sol.

Nadie controla a los bancos en este “paisaje”, no nos engañemos. Si no lo cree, trate de averiguar qué ha pasado con la disposición de la Superintendencia de Bancos (harán uno o dos años atrás) en el sentido de que los emisores de tarjetas de crédito (o sea, los bancos) debían cobrarle intereses y comisiones a los tarjeta habientes sobre EL SALDO INSOLUTO (y no sobre el total de la deuda al corte).

Si no le ha dado seguimiento a esto, le informo que los bancos se la “han buscado como unos toros” y siguen cobrando los intereses igualitos (o por lo menos muchos de ellos, esa es una queja generalizada), utilizando muchísimos subterfugios para evadir la medida y han desestimado prácticamente por completo ese emplazamiento de la SB (Superintendencia de Bancos).

El Lic. Ivanhoe Ng Cortiñas es un excelente funcionario, lo creemos así, y sabemos que tiene buenas intenciones y proyectos para la defensoría de los usuarios, pero es innegable que no ha podido torcerle el brazo a ese poder inmenso de los banqueros. ¿Cree usted entonces que un individuo común y corriente como usted o como yo podrá salir bien librado ante ellos al momento de que ocurra una situación de confusión en la que necesite reclamar?


El problema que veo en los denominados pagos rápidos es que podrían, aunque no necesariamente, ahorrarle uno o dos minutos al momento de realizar su pago, pero lo que podría venir después podría constituirse en un tremendo dolor de cabeza o en una situación complicada y de disgusto para usted.

Suponga que de alguna forma, por alguna razón, un pago rápido se duplique, o bien que alguien lo duplique de manera malintencionada; o que le clonen su tarjeta (situaciones todas posibles y que se han denunciado múltiples veces) y que comiencen entonces a hacer “pagos rápidos” con cargo a su tarjeta en bombas de gasolina, en establecimientos de comida rápida, etc.). ¿Cómo usted le demuestra al banco que no fue usted quien los hizo?

Para ser honestos, usted tiene probabilidades, pero pocas, por no decir ninguna, porque se trata de un pago que no requiere su firma para ser autorizado, se trata de un pago para el que sólo hay que presentar la tarjeta. Esa firma, con la simpleza que implica, es uno de los dispositivos que todavía nos puede garantizar el ganar una reclamación ante un consumo que consideremos sospechoso, porque es el banco quien tiene que demostrarnos que fuimos nosotros quienes autorizamos ese voucher, bajo verificación de la rúbrica o de los rasgos de escritura. Fíjese la diferencia a nuestro favor (ahora a favor del banco). ¿Y entonces, si no está la firma?


Alguien dirá que estamos exagerando, que eso no es ningún problema, porque para hacer un pago con tarjeta se requiere “siempre” la presentación de un documento de identidad. Pero si usted es usuario de tarjeta de crédito y vive en una media isla del caribe sabe muy bien que eso de presentar obligatoriamente un documento es un puro mito. Si le queda la duda con respecto a eso, haga este sencillo y breve ejercicio: visite varias bombas de expendio de gasolina y reflexione luego respecto de cuántos bomberos le pidieron su cédula como condición para aceptarle su pago con tarjeta… y luego me cuenta.

Particularmente entendía que los pagos rápidos se aplicaban para montos bien mínimos, digamos que de doscientos o trescientos pesos; sin embargo nos ha tocado realizar pagos que rondan los mil pesos mediante este sistema, lo que indica que estuvimos equivocados en nuestra apreciación.

No conocemos con certeza cuál será el límite superior para este rollo de los pagos rápidos; lo que si sabemos es que a cualquier ciudadano, empleado común, que lo defrauden aplicándole en su tarjeta dos, tres, o cuatro transacciones de pagos rápidos indebidos de novecientos y mil pesos le “descuadran una quincena”, sin lugar a dudas.

Yo no tengo tanta prisa por la vida… puedo esperar mi turno e invertir dos o tres minutos, prefiriendo firmar mi voucher. Yo NO estoy de acuerdo con el sistema de pagos rápidos. Pienso que en lugar de beneficiarme me exponen al riesgo y me podrían perjudicar al doble.

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